El cadáver dijo no by Barbara Frost

El cadáver dijo no by Barbara Frost

autor:Barbara Frost [Frost, Barbara]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 1952-08-15T00:00:00+00:00


CAPITULO 26

El sargento Briggs entró y saludó a Marka. Luego dijo que Mrs. Collins quería verle y desapareció escaleras arriba.

Eran cerca de las cuatro cuando volvió MacRae, trayendo con él a Dustin Kearns y los hermanos Mortby. Grenfell le señaló con el dedo la sala.

—Miss de Lancey está ahí adentro, esperándolo.

Él alzó las cejas, inquisitivamente. Marka le explicó que había venido a traer las citaciones a Montague y Alfred. Sacándola al hall y llevándola junto a la pared, MacRae le dijo en voz baja:

—No tuve suerte con Connet, no pude sacarle nada más. No sirve de nada esperar…, dígales que se ha negado a servir de albacea.

Ella se lo dijo. Los dos se miraron asombrados, lo mismo que su tío.

Como explicación, Marka agregó:

—Es una gran responsabilidad y ha decidido que no quiere cargar con ella, eso es todo. Ahora, Connet presentará su renuncia por intermedio de su abogado, es decir, yo, y el tribunal nombrará un administrador temporario porque hay una impugnación del testamento, y puede pasar mucho tiempo antes de que éste se legalice y se nombre un administrador permanente. —Y le explicó el procedimiento. Las citaciones les ordenaban presentarse dentro de una fecha dada, exponiendo por qué razones el testamento no podía legalizarse aún. Mientras tanto, alguna de las partes interesadas podía pedir que nombraran un administrador temporario o que se legalizara el testamento. Montague y Alfred, no, ya que los dos pensaban impugnarlo.

Alfred dijo con irritación.

—Ninguno de nosotros tiene un céntimo. Queremos poner el caso en marcha. ¿Puede hacer usted lo que sea necesario para eso?

—Desde luego. Les sugiero lo siguiente. Mrs. Collins, como parte interesada, puede pedir la legalización y el nombramiento de un administrador temporal. Es una simple fórmula y será el camino más corto. En cuanto al administrador, la persona más apropiada me parece Mr. Kearns. ¿Quién si no? —agregó mirando a Montague y Alfred.

Muy bien, dijeron ellos. Kearns reflexionó un momento y luego dijo que estaba dispuesto a servirlos.

—Me parece que no hay ninguna razón para que usted deje de ser el abogado de la sucesión, ¿no? —agregó.

—No, lo haré con mucho gusto… al menos hasta que se legalice el testamento y se nombre un administrador permanente.

—Muy bien —dijo MacRae con impaciencia—. Eso es todo, ¿no? Llame a Mrs. Collins y explíqueselo a ella…



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